El Ayuntamiento aprobará el reconocimiento al padre César con una calle o espacio público de Pozoblanco

Ene 23, 2020 | Portada

El alcalde inició los trámites para dedicar esta calle al misionero salesiano hace varios meses, considerando que “ha sido un ejemplo para los pozoalbenses y su recuerdo debe perdurar para siempre”

El Pleno Municipal de Pozoblanco aprobará en su sesión ordinaria correspondiente al mes de enero que una calle o espacio público del municipio lleve el nombre del padre César. El alcalde de Pozoblanco, Santiago Cabello, inició los trámites administrativos a través de un decreto de alcaldía hace varios meses para que este reconocimiento fuera una realidad en memoria del misionero salesiano, asesinado en un ataque yihadista el pasado 15 de febrero en la frontera sur de Burkina Faso, en África.

El regidor ha destacado la labor de este sacerdote y ha explicado que “su vida, dedicada siempre a los más desfavorecidos sin esperar nada a cambio, es un ejemplo para todos los pozoalbenses, por lo que su recuerdo debe de quedar para siempre en nuestra localidad y en nuestra memoria”.

El padre Antonio César Fernández había nacido en Pozoblanco el 7 de julio de 1946 y había ejercido como misionero en diversos países de África desde 1982, pues fue fundador en dicho año de la presencia salesiana en Togo, su primer destino. A lo largo de su trayectoria trabajó como maestro de novicios (1988-1998) y ejerció, entre otras funciones, como delegado de la Inspectoría Salesiana Fracófona (AFO). En la última etapa de su vida ejercía su ministerio en Burkina Faso, aunque seguía visitando Pozoblanco, donde reside su familia, con regularidad. Murió con 72 años y cuando había cumplido los 55 de salesiano y los 46 de sacerdote.

Antonio César Fernández fue tiroteado por los yihadistas a 40 kilómetros de la frontera sur de Burkina cuando regresaba de un viaje por carretera. Dicho ataque se enmarca dentro de la ola de violencia que padece Burkina Faso desde el año 2015. Los restos del misionero descansan en el panteón de los salesianos del Cementerio de Pozoblanco, localidad en la que, tras la repatriación de su cadáver, don César fue despedido con un multitudinario funeral.